martes, 15 de marzo de 2022

LA MONTAÑA DE GUERRERO

 

Nueva visión de la venta de niñas en la montaña

 

Josefina Aguilar Pastor

 

Chilpancingo. Guerrero, marzo de 2022.- El desconocimiento de la cosmovisión de los pueblos indígenas, genera rechazo por parte de las sociedades y la misma autoridad, al referirse a los llamados matrimonios forzados, en tanto que la pobreza y la violencia estructural institucional, generan más violencia en contra de las mujeres y las niñas, señalan activistas indígenas.


Foto: Internet


En el conversatorio organizado por la organización 50+1, la representante del Capítulo Guerrero, Guadalupe Gómez Bermeo, explicó que el propósito de dicho encuentro, era visibilizar visible la situación de las mujeres y las niñas en la región de la montaña por las injustas y lamentables condiciones en la que ellas se desenvuelven, en los municipios de la montaña alta.

“El contar con un marco jurídico y leyes vanguardistas, no ha sido suficiente”, subrayó la representante, para prevenir, atenuar y atender la violencia de todos los tipos que viven las niñas y las mujeres en esta región que en su contexto comunitario se entiende como un asunto privado.

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A pesar de ser importante aportación en el hogar con jornadas de 16 a 18 horas de actividad en el trabajo doméstico en el cultivo de la tierra comercialización y elaboración de artesanías, prevalece roles de género que las ubican como cuidadoras del hogar y sus familias controladas primero por sus padres y hermanos y después por sus esposos y parejas e incluso por los padres de estos.

Su acceso a la justicia y la salud, continúa siendo precaria y aunque participan ya en trabajos remunerados, como jornaleras empeladas del hogar o el comercio informal, no se valora su aporte, es indudable que los usos y costumbres de la zona, crueles y degradantes que las mantienen en la marginación y exclusión social, bajo roles y estereotipos, así como la desatención, falta de credibilidad y revictimización por parte de las autoridades cuando acuden a ellas en demanda de justicia, sigue siendo un obstáculo para el desarrollo personal familiar y comunitario de las mujeres de la montaña.

Martha Ramírez Galeana, directora del Centro Coordinador de Pueblos Indígenas de la Montaña, afirmó que no todo en las comunidades es malo, acusan a los pueblos tu’un savi de vender a las niñas, de que los pueblos me’phaa, hacen eso con las niñas pero no voltean a ver todo lo que tienen que enfrentar “y no quiere decir que lo justifiquemos, nada es justificable cuando hay un hecho violatorio a los derechos de una mujer pero también entender los contextos de manera integral es forma de entender la interculturalidad, su visión no es misma manera que nosotros los pueblos indígenas”.

Y agregó “la interculturalidad no es así, la perspectiva de género no es así, desde nuestras comunidades, tampoco podemos caer en que todo es malo e nuestras comunidades, que los hombres son malos, que las mujeres son malas, no, porque existe una cosmovisión del equilibrio, de que tan importante somos las mujeres y los hombres en nuestro equilibrio (…) como las mujeres si podemos participar en algunas prácticas rituales y el algunas no, y no porque se nos niegue, sino porque existe toda una cosmovisión del tol tan importante que traemos las mujeres en nuestro vientre”.

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Felicitas Martínez Solano, primera mujer coordinadora de la Coordinadora regional de Autoridades Comunitarias Policía - Comunitaria (CRAC-PC), y actual senadora suplente por Morena; reprochó que varias de las convocantes y participantes del conversatorio, han fungido como diputadas o senadoras, y prácticamente no han hecho nada realmente por las mujeres, ñas niñas, las comunidades.

Como ejemplo señaló el caso del municipio de Metlátonoc, que por años se ha dicho que es el más pobre de Latinoamérica, “y no pasamos de eso”.

Admitió que este tema –matrimonios forzados, es muy complejo, y que le ha costado mucho aceptarlo. Rechazó Luego, que se llame matrimonios forzados a los usos y costumbres de sus comunidades.

“A mí el termino no me gusta. Ha habido varios comentarios buenos malos como que los pueblos indígenas somos salvajes, que criminalizamos a la comunidad, pero todo este caso que ha pasado, pero no sabemos el contexto en que vive la comunidad”, recalcó.

Refirió que en el caso de los matrimonios, el embajador, va hasta tres veces a la casa de la muchacha, y si ella acepta, se casan, sino no, “su decisión es respetada; esos son los procesos en los pueblos; van de respeto”.

Aunque reconoció que en caso de rechazó, si piden paguen lo que gastaron en el proceso de pedimento.

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