jueves, 18 de enero de 2024

COLUMNA: LECTURA POLÍTICA

 


LECTURA POLÍTICA

Noé Mondragón Norato

Exgobernadores: estar bien con Dios y con el Diablo

Como el exgobernador Ángel Aguirre, el también exmandatario estatal Rubén Figueroa Alcocer decidió jugar el mismo juego. Es decir, infiltrar a sus cuadros políticos en los partidos opositores al PRI. Y también, manotear dentro de su propio partido. Al menos es lo que acaba de percibirse durante el registro del senador Manuel Añorve como aspirante a reelegirse en ese escaño. Festivo, Figueroa apareció acompañándolo. Pero lo hizo esperando lo que obtendrá en el reparto de alcaldías y diputaciones federales y locales ante el dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas. Y mientras eso ocurre, el exdirigente estatal del PRI, Cuauhtémoc Salgado Romero —identificado con el grupo figueroísta—, renunció a ese partido para sumarse al proyecto de la morenista Claudia Sheinbaum. Pero hay otras variables de lo que se disfraza como “atípicas” maniobras políticas.

APUESTAS CRUZADAS. – Con el registro de Manuel Añorve orientado a buscar su reelección en el senado, los escenarios de poder y la operación de los actores locales cambiaron. Se lee así: 1.- El excandidato a gobernador Mario Moreno Arcos, se quedó en el limbo tras la maniobra de Añorve. Y es obvio: la alianza PAN-PRI-PRD no podía encumbrarlo como candidato al senado porque se privilegiaron los intereses de los grupos. Y en el PRI se impuso la fuerza del dirigente nacional priista Alejandro Moreno Cárdenas Alito, en su calidad de aliado político coyuntural de Manuel Añorve. Moreno Arcos evaluó que, con el control del voto duro tricolor por parte del exgobernador Héctor Astudillo sumado al suyo sembrado en la región centro, le alcanzaría para ofertarse exitosamente ante el PRI nacional y la propia alianza opositora, desplazando de esa candidatura a Añorve. Pero se equivocó. La apuesta que se abre para Moreno Arcos como representante de los intereses políticos de la dupla Héctor Astudillo-Ángel Aguirre, es una sola: ir a la competencia por el senado bajo las siglas del partido Movimiento Ciudadano (MC) una franquicia política que, en Guerrero, es propiedad de Astudillo. 2.- Una parte del voto duro tricolor, Manuel Añorve lo tiene en Acapulco. Pero en las demás regiones de la entidad, le pertenece a Héctor Astudillo. Y todos aquellos que votaron por Mario Moreno en la pasada elección de gobernador de 2021, podrían definir la contienda con relación a quien de los dos —Manuel Añorve o Mario Moreno—, pasaría al senado por el principio de primera minoría. Con ello se abren cuando menos dos pistas en las que el exgobernador Astudillo operaría su venganza política contra Alito y Añorve, golpeando de soslayo en Guerrero a la candidata presidencial Xóchilt Gálvez. Por un lado, quitándole a la alianza PAN-PRI-PRD la posibilidad de triunfar en el senado y en algunas diputaciones federales. Y por el otro, haciéndolo sin renunciar al PRI. Es decir, cruzando el voto de sus allegados a favor de Mario Moreno en su hipotética candidatura al senado por el MC. 3.- Una vertiente que podría evitar los escenarios de desastre electoral para el PRI atribuido a lo que parece, una inminente división interna, es que Mario Moreno se conforme con la candidatura a la alcaldía capitalina por la alianza PAN-PRI-PRD. Desplazando al PRD que también la reclama. Pero corre cuando menos tres riesgos políticos visibles: que el Morena termine en definitiva con su carrera política derrotándolo en esa elección justamente por el desacuerdo, los agravios y la operación soterrada del perredismo en su contra; por el cansancio natural del ciudadano para votar a su favor por tercera vez y por el mismo cargo; y porque de ganar la alcaldía capitalina, quedaría con un muy bajo perfil para intentar disputar el gobierno estatal en la elección de 2027. Es obvio que, operando por segunda ocasión como senador, Manuel Añorve le sacaría amplia ventaja. En toda esta batahola, los grupos priistas de los exgobernadores Héctor Astudillo y Rubén Figueroa y el perredista del exgobernador Ángel Aguirre, ya tienden sus apuestas. Los tres van a operar en evidente juego de vencidas y con la mira puesta en su propia sobrevivencia. Los tres harán valer su eterna condición de caciques. Y los tres van a operar, quiérase o no, el voto cruzado en la ya cercana elección de junio. Apuntalando a sus propios cuadros políticos. En contra de sus propios partidos. Pero también, a favor del Morena y de su candidata presidencial Claudia Sheinbaum. Para al final de la elección quedar bien con Dios y con el Diablo.

HOJEADAS DE PÁGINAS…En corrillos políticos trasciende que un eventual Plan B del priismo rumbo a la contienda de gobernador en 2027, es preparar un “nuevo” cuadro político que estaría encarnado en el actual alcalde de Zihuatanejo, Jorge Sánchez Allec, quien se reeligió en el 2021 y hoy buscaría la diputación federal por el distrito tres. Montado en esa euforia, el edil del municipio de teniente José Azueta, pretende dejar como heredera en su actual encargo, a su esposa Lizzette Tapia Castro, ante la mirada complaciente del dirigente estatal priista Alejandro Bravo Abarca, quien percibe esa maniobra nepotista como algo natural, dada la pobreza de cuadros políticos competitivos en elecciones proyectados por ese partido. Pero el primer paso de Jorge es ganar la elección federal. O ser frenado abruptamente en ese trayecto.

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