En razón de que se avecina el próximo año el cambio de ediles y legisladores en nuestro municipio y en todo nuestro estado, cada quien anda en busca de padrinos que los respalden en sus aspiraciones de “ayudar” a la gente desde un espacio de gobierno, o legislar a favor de los más “desprotegidos y pobres” de nuestra madre tierra. Sin embargo, desde hace mucho tiempo nadie piensa en realidad en llegar a un cargo público con esos pensamientos idealistas y de servir a la gente; prácticamente todos -a excepción de algunos cuantos que podemos contar con los dedos de una mano y sobran- buscan asegurar su bienestar personal ganando sueldos que nunca en su vida soñaron; pero al término de su encargo, lejos de darle la oportunidad a otras personas que muestren su capacidad y don de servicio a favor de la ciudadanía, siempre buscan heredar el cargo a algún familiar, porque piensan que de que sea otra persona la que mejore su vida, es mejor asegurar el futuro de cada uno de los miembros de la familia. En el caso del PRI, siempre se le acusó de eso y muchas cosas más, y hasta cierto punto era “compresible” su actuar, porque todo mundo sabía que las cosas eran así en ese partido. Por el lado de los partidos llamados de oposición, que siempre arengaban en sus consignas luchar por una vida mejor para los pueblos y una mejor distribución de la riqueza entre los mexicanos, y que lo que hacían sus “enemigos” los priistas, estaba mal y no se podía seguir permitiendo que esos “rateros”, “vende patrias”, “asesinos”, y quien sabe cuántos calificativos más, siguieran ostentando el poder, por lo que el pueblo debería organizarse y tumbar al mal gobierno del poder. ¿Qué es lo que ha sucedido? Simplemente que aquellos personajes que “luchaban” para mejorar las condiciones de los pueblos, y los priistas resentidos que nunca pudieron acceder al poder a través de su partido, lo hicieron adueñándose de los ideales de quienes verdaderamente tenían la intensión de cambiar las políticas que han acrecentado las diferencias entre las líneas de los ricos y los pobres, accediendo al poder y hoy han salido peor que aquellos a quienes criticaban. A veces, da risa escuchar a personajes decir con emoción que luchan por una democracia para tener un mejor gobierno, pero te piden que votes por el hermano, tío, sobrino, papá, esposa o hijo, para que ocupe un cargo en el gobierno, valiéndoles un soberano comino que tengan la capacidad para estar al frente de un cargo como empleado del pueblo, porque una vez en el puesto, pareciere ser que son dueños absolutos de la dependencias como si las hubieran comprado, colocando a familiares, amigos y conocidos, que tratan a la gente con desprecio, prepotencia, altanería y de manera grosera, porque carecen del más mínimo sentido de lo que es servir a la gente. Otros, van más allá, se les olvida que formaron parte de todas las triquiñuelas de sus patrones y osan criticar a otros sin verse la cola que arrastran por haber conseguido lo que tienen mediante la práctica servil y rastrera con que se han conducido. Pero eso sí, cuando se acerca una elección, todos son una perita el dulce, rodeada de bondades y virtudes, además de traer una varita mágica con la que resuelven todo tipo de problemas y necesidades, lástima que solo sea como en las computadoras, de manera virtual; porque una vez que ganan son tan descuidados que pierden esa varita y adiós promesas de soluciones, obviamente otros, muy pocos, pero muy pocos por cierto, realmente regresan y cumplen lo que han prometido, pero esos desgraciadamente son pocos y todos saben quienes son unos y quienes los otros. Por tal razón ubíquelos y ojo mucho ojo en las próximas elecciones. ¡Hasta la próxima y salud!
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